Por: Adriana Cerón
Las personas solteras que están luchando con las tentaciones y los pecados sexuales, piensan que las personas casadas la tienen mucho más fácil pues en la unidad matrimonial satisfacen sus necesidades sexuales en el orden de Dios; sin embargo, la realidad es otra completamente diferente. La tentación sexual es tan real en la soltería como en el matrimonio.
Sin embargo, aunque la infidelidad es una plaga destructiva que va en aumento, no es imposible superarla. Muchos matrimonios se han rehabilitado de la infidelidad y han logrado dejar atrás los momentos de dolor y las consecuencias que esta ocasionó. Es importante entender, que cualquier infidelidad, aun de pensamiento, es dañina; lo que la hace diferente son las consecuencias. Estas secuelas son con las que se deben trabajar y en algunos casos, cuando no se logra, resulta en la disolución del matrimonio.
La ayuda y los recursos externos para salir adelante son fundamentales.
