En este último año y medio hemos vivido de manera diferente, de una forma inusual y obligada.
A todo el mundo esta pandemia le ha afectado de alguna manera. A todos nos ha tocado modificar algo. Hemos sufrido pérdidas de seres queridos y también vivido angustia y temor por nuestros enfermos. Los días se hicieron interminables y la mente se agotó. Sufrimos presiones emocionales que se manifiestan en angustia, incertidumbre, miedo y más que todo: depresión.
Se dice que hay una pandemia paralela al COVID 19 y esta es la de los asuntos psicológicos que se han desatado. En el año 2020 más de un millón de personas se suicidaron. Es de humanos romper límites de resistencia, no somos de acero y también es de humanos pedir ayuda cuando algo excede nuestras fuerzas.